lunes, 16 de julio de 2018

El español es para todos. Y más en Salamanca.

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El español es para todos. Y más en Salamanca.


Hace dos semanas, del día 25 al 28 de junio tuvo lugar el esperado congreso bienal sobre el español y su enseñanza en el panorama mundial actual. Un congreso que, desde hace 10 años, reúne en la ciudad de Salamanca a cientos (este año a casi un millar) de especialistas de la enseñanza de español como lengua extranjera (ELE), docentes y miembros del sector de la enseñanza, editoriales y turismo.

El primer congreso se celebró en 2008, patrocinado por la Junta de Castilla y León, Turespaña, el Instituto Cervantes, la Universidad de Salamanca y el ayuntamiento de la misma ciudad. Su objetivo con este evento era enaltecer el español como valor y recurso económico, turístico y cultural. Con el paso de los años, se uniría el apoyo de otras instituciones representativas de centros y de profesores como FEDELE, ASELE o FIAPE y se convertiría en uno de los principales eventos de intercambio entre especialistas de ELE, así como de instituciones y empresas del sector.

Es un evento muy interesante para cualquier individuo que se interese por la enseñanza de ELE o por su investigación. El número de temas abordados por sus ponentes y conferencias es amplísimo: acudimos a presentaciones sobre enfoques didácticos nuevos para nosotras (como CLILContent and Language Integrated Learning), sobre nuevas herramientas de investigación (el repositorio FOCO o la comunidad virtual COMUN-ES), igual que proyectos de investigación europeos como E-Lengua.

Especial relevancia cobraron ciertas ponencias que analizaban el estado actual de la enseñanza del español en diversos niveles: la evolución de la certificación de la lengua (Bueno Hudson), el perfil del docente de español y las líneas de actuación dentro de la concepción del español como una disciplina global (Muñoz Basols) o el asociacionismo y cooperativismo (Javier Serrano).

En este enlace (http://www.congresoele2018.com/programa-3) podéis encontrar toda la relación del programa del congreso, con las diferentes conferencias y comunicaciones. También podréis encontrar las actas del IV Congreso.

Hace dos años, sin apenas experiencia docente ni conocimiento específico sobre la enseñanza de español, asistí como oyente al IV Congreso y se convirtió en el evento que marcaría cuál sería mi principal interés de investigación de los años siguientes: la aplicación de las TICs en la enseñanza.

Este año, gracias a las numerosas ponencias sobre el tema, presentadas por grandes especialistas del sector como Robert J. Blake o Esperanza Román-Mendoza, me he reafirmado en este interés y he aprendido claves importantes de los proyectos didácticos y de investigación más actuales que no serían posibles sin el desarrollo de las TICs (como la creación de un MOOC de ELE para inmigrantes y refugiados).

También tuve la oportunidad de presentar mi propio trabajo de investigación, el que presenté el año pasado como mi TFM y del que aún planeo explotar más aspectos. Añado link a mi presentación de PowerPoint en Evaluación y feedback en Entornos Virtuales de Enseñanza/Aprendizaje de ELE.

La ponencia fue un extracto de mi trabajo de fin de máster y consistió en los resultados de análisis llevados a cabo sobre una serie de plataformas virtuales de enseñanza / aprendizaje de español que se pueden encontrar ahora en el mercado (AVE Global, Habla, Duolingo…).

Resulta un poco arriesgado realizar un trabajo sobre este tipo de herramientas y recursos digitales, ya que se vuelven obsoletos con rapidez. Por ello, el Congreso también resultó especialmente atractivo como escaparate de nuevas plataformas susceptibles de análisis, como el juego Guadalingo de la editorial Edinumen o las experiencias didácticas de enseñanza de español online de la Universidad UC Davis. Además, estoy a la espera de explorar la nueva plataforma didáctica de la editorial SM.

Entre los principales protagonistas del congreso no podemos olvidar al gran número de expositores que daban color a los pasillos del Palacio de Congresos. Desde luego, la experiencia habría sido muy diferente si no hubieran estado tantas horas seguidas en sus puestos, publicitando sus productos y haciendo las delicias de los coleccionistas de cachivaches (había bolígrafos, libretas y pósters para todos los gustos).

Los expositores más populares siempre son las editoriales, que ofertan sus nuevos manuales, métodos en vídeo, plataformas digitales… Pero también encontramos cada vez más puestos de centros de enseñanza de español (tanto en España como en EEUU), de ofertas de estancias en verano, o de plataformas de aprendizaje online, como Linguameeting, una plataforma de pago que ofrece tutores virtuales para la práctica de la conversación en español.

Para concluir, la experiencia de este congreso cumplió mis expectativas después de haber asistido ya hace dos años. Es una ocasión estupenda para aprender y conocer a compañeros de profesión. Además, cualquier excusa es buena para volver a la Salamanca del español que todos los estudiantes hispanistas del Palacio de Anaya echamos de menos tarde o temprano.

domingo, 27 de mayo de 2018

Wonderstruck y el valor de la comunicación

WONDERSTRUCK y el valor de la comunicación

¡Atención, spoilers!


Wonderstruck es una película del director Todd Haynes, conocido por otros films como Carol (2015) o I’m not there (2007). Estrenada a finales del año 2017, adapta un libro ilustrado del autor Brian Selznick, creador de otros grandes éxitos como La invención de Hugo. La película presenta paralelamente las historias de dos niños sordos que emprenden una aventura hacia su autodescubrimiento a través de las calles y los museos de Nueva York.
Wonderstruck presenta una gran red de significados y referencias relacionados con el mundo de la comunicación y el lenguaje. No solo a través de los diálogos (mínimos en la película), sino también de la música y las distintas líneas narrativas, se aprecia un rico simbolismo de claro mensaje: la importancia de la comunicación para el desarrollo humano. En este breve artículo intentaré ahondar y descifrar los numerosos códigos que desarrollan esa declaración. Con dos niños sordos como protagonistas, esta maravillosa película presenta una visión optimista ante la idea de la sordera, que más que dificultar la comunicación, puede abrir todas las ventanas y las puertas de los códigos de la realidad.
Las historias de Rose y Ben son bastante diferentes, pero paralelas en diversos sentidos. Los dos niños de doce años se adentran en un viaje de búsqueda de su identidad y de la comunicación con los demás. Rose, una niña en el Nueva Jersey de los años 20, se encuentra encerrada en una casa con un padre estricto que la mantiene aislada del resto del mundo e intenta que aprenda a comunicarse a través de la oralidad. Es un hecho que en el pasado la sordera era un motivo de discriminación, lo que provocaba que muchos niños sordos fueran educados alejados del resto de la sociedad. Además, su educación se centraba generalmente en la oralidad (practicando la lectura de labios y forzando el aprendizaje del habla), y no en aprender un lenguaje con el que se pudieran comunicar cómodamente. Esta cuestión explica por qué Rose no puede comunicarse mediante lenguaje de signos al principio de su historia y que use una libreta para transmitir sus deseos y emociones.
El padre de Rose es retratado como un hombre irascible que constantemente grita reproches a la niña, sin que ella pueda saber de qué habla, pero sintiendo miedo y confusión como resultado. Rose encuentra consuelo en el cine mudo, del que puede disfrutar como el resto de espectadores. En particular, en aquellas películas en las que aparece su madre, una famosa actriz, que vive separada de su familia en Nueva York. Se puede apreciar que la niña carece de intercambios comunicativos placenteros, así como de una relación constructiva con su padre, lo que provoca que huya a Nueva York para intentar buscar consuelo en su madre o su hermano. No obstante, cuando llega a Nueva York su madre no la recibe con los brazos abiertos, sino que también grita e intenta hacerse comprender sin éxito con su hija. Ante este fracaso, Rose irá a buscar a su hermano, un hombre más comprensivo y abierto a la comunicación, que se volverá su mejor amigo.  
Por otro lado, Ben es un niño oyente de los años 70 que vive en Minnesota y que no cuenta con una figura paterna adecuada, pues acaba de quedar huérfano de madre, y no conoce a su padre. La ausencia de una figura paterna supone para él una importante crisis de identidad y ansia de conocimiento que nadie ha podido suplir hasta entonces. Su madre, Elaine, a la cual se presenta muy brevemente, es una mujer independiente, que ha educado a su hijo sola. Una cariñosa bibliotecaria que siempre se ha negado a contestar las preguntas que Ben tenía sobre su padre. Esta falta de comunicación perjudica de manera evidente su relación, pero Ben no conoce otra realidad, así que se acostumbra a ello.
Todo cambia en la vida del Ben con la muerte de su madre, que se plantea al espectador a través de un recorte de periódico que el niño siempre lleva consigo. Poco tiempo después de este evento, una noche de tormenta, Ben encuentra un marcapáginas entre los objetos de su madre. Ese marcapáginas incluye una dedicatoria de un tal “Danny”, que dice que la esperará, con la dirección y el teléfono de una librería en NY. En el momento en que Ben se dispone a hacer una llamada a esa librería, un rayo penetra en el cable del teléfono y electrocuta al niño, dejándolo privado de audición. La película presenta así la fatal ironía de cómo Ben pierde un importante canal de comunicación con el mundo en el momento en que se dispone a investigar la identidad de su padre. Tras esto, Ben se aventurará en otro viaje en solitario, bastante más largo que el de Rose, pero con el mismo destino en mente.
Hay una diferencia clave entre Rose y Ben que influye en gran manera en cómo se presenta el audio y la imagen en Wonderstruck: Ben ha sido oyente toda su vida y no deja de hablar tras su accidente, aunque no pueda oírse a sí mismo. Por eso, las partes de la película que narran su historia tienen sonido: podemos oír su voz y las estupendas canciones de la banda sonora. Sin embargo, la historia de Rose solo tiene como fondo la música característica del cine mudo, sencilla y plenamente instrumental. Ni Rose ni los espectadores pueden oír nada (salvo la música) en esas escenas. Es fundamental reconocer el valor de la música en la película y en el tema que estamos tratando, ya que, en distintas formas, siempre está presente en las historias de los dos niños.
La música tiene un papel muy poderoso a lo largo de toda la película. Por un lado, ayuda al público a percibir qué perspectiva toma la narración: la de Rose o Ben. Durante la historia de Rose la música es lo único que el público puede oír, concibiendo los episodios que protagoniza la niña como una verdadera película de los años 20. Por otro lado, en la historia de Ben la música ya no es únicamente instrumental, sino que se beneficia de las voces de los éxitos de los 70, como David Bowie o Rose Royce.
Además, la letra de las canciones cobra un simbolismo diferente: representa las sensaciones, los sentimientos de los personajes, y va acorde a la historia. Evoco una escena luminosa y colorida, donde Ben, recién llegado a NY, encuentra a una multitud de personas de diferentes orígenes, siguiendo todo tipo de modas de la época hippie. Al mismo tiempo una música animada nos cuenta cómo es andar por la ciudad llena de vida, bajo la luz del sol (Sunrise, Rose Royce). Después, tenemos la omnipresente Space Oddity de David Bowie. Esta canción no solo impregna el tráiler de la película, así como los créditos finales, sino que también es la canción favorita de la madre de Ben. Asimismo, plantea el tema principal de la película, la falta de comunicación, pues cuenta la historia de un astronauta que se dispone a vagar a la deriva del espacio tras haber perdido el contacto con la Tierra. Flotando en una cápsula, el protagonista de Space Oddity se siente aislado del resto del mundo, igual que los protagonistas de Wonderstruck.
Tell my wife I love her very much
She knows
Ground Control to Major Tom
Your circuit's dead, there's something wrong
Can you hear me, Major Tom?
(x2)
Can you "Here am I floating 'round my tin can
Far above the moon
Planet Earth is blue
And there's nothing I can do"
Estos versos muestran el aislamiento y soledad que siente Rose cuando su padre la aparta del mundo y su madre la deja de lado. Muestran la incomunicación repentina que siente Ben cuando pierde la audición, además de la resignación ante la imposibilidad de transmitir sus sentimientos a sus seres queridos, tras lo que solo queda la opción de marcharse y tratar de empezar una vida nueva. Estos versos también evocan una cita principal en la película: "We are all in the gutter, but some of us are looking at the stars" (con origen en la obra de Oscar Wilde Lady Windermere’s Fan). Esta cita aparece en la habitación de la madre de Ben y el niño siempre intenta convencer a Elaine de que le explique su significado, cuyo misterio nunca se resuelve. Sin embargo, intuyo que expresa el ansia de conocimiento o, mejor dicho, de comunicación. La canción de David Bowie transmite una perspectiva negativa sobre sus posibilidades tras perder el contacto con la base: Far above the moon/ Planet Earth is blue / And there’s nothing I can do. No quiere alcanzar el planeta Tierra, reconoce que está lejos de su alcance. Sin embargo, no dice que vaya a dejar de observarlo. Esta resolución conecta con la aceptación por parte de los chicos hacia su destino. Van a ser sordos, pero no por eso van a dejar de intentar alcanzar las estrellas, ser felices y conseguir la comunicación.
Es interesante señalar cómo, incluso antes de perder la audición, las vías de comunicación más importantes para Ben son las letras. Esto es evidente a partir de ciertos objetos fundamentales para que Ben encuentre a su familia y su identidad: los libros (en particular, el de Wonderstruck¸ que comentaremos más adelante), por los que siente una pasión contagiada por su madre; el marcapáginas con la información de su padre, un post-it con aquella cita misteriosa que siempre cuelga de la habitación de su madre, y la libreta que usará desde el momento del accidente para comunicarse con los demás. Además, su familia es dueña de una librería en Brooklyn y Ben encuentra el nombre completo de su padre por primera vez en los archivos del Museo de Historia Natural.  
A pesar de favorecer la desinformación de su hijo y su crisis de identidad, la madre de Ben supone una clave en su camino a la comunicación y el aprendizaje. Además de inculcar en él su amor por los libros, también alimenta la pasión de su hijo por los museos. Elaine califica como tal la habitación de Ben, y es en su habitación donde Ben encuentra Wonderstruck, el libro que lo guiará hasta el final de la película y hacia el descubrimiento de su identidad. Este libro hace referencia a las cabinets of curiosities, en el inicio de los museos. En particular, hace referencia a la cabinet of curiosities que se puede encontrar en el Museo de Historia Natural de NY. Estas cabinets son pequeños espacios en los que se recogían una variedad de objetos de muchos orígenes diferentes y exóticos, lo que antaño les otorgaba esa cualidad fantástica e increíble.
El libro de Wonderstruck es importante en la historia por varios motivos. Para empezar, conecta las historias de Rose y Ben. Cuando Rose va a visitar a su hermano al museo de Historia Natural, el libro acababa de ponerse a la venta. Asimismo, es una conexión directa al padre de Ben, ya que el libro fue una herencia familiar, y este se lo regaló a Elaine, la madre de su hijo. Dentro del libro, que Ben encontrará la noche del accidente entre los efectos de su madre, aparece un sencillo marcapáginas con la imagen de una librería en NY, acompañado de un mensaje: “Te esperaré. Danny”. Se ve así una conexión clave entre el mundo de los libros, los museos y la falta de información de la que sufre Ben desde el principio.
Al comienzo de su aventura en NY, Ben decide seguir a Jamie, un niño que quiso ayudarle a llegar a la librería, y a su padre por las calles de la ciudad y hasta el Museo de Historia Natural. Allí, tras jugar con Jamie alrededor del museo y conocerlo mejor, Ben empieza a encontrar el camino del autodescubrimiento. Jamie es un chico divertido, pero solitario, que está dispuesto a todo para mantener la amistad de Ben, quien se comunica de verdad con alguien por primera vez desde que perdió la audición. Jamie es al primero al que le cuenta sus planes de encontrar a su padre, y con el primero con el que se siente seguro y capaz de comunicarse a través de la libreta que Ben siempre lleva consigo.
Es interesante evaluar el papel de Jamie en la historia. Él es un niño que ha aprendido ASL (American Sign Language) en el colegio, y cuyo alfabeto enseña a Ben, lo que desde el inicio parece que conducirá a una relación de comunicación plena y positiva. Sin embargo, pese a este canal de lenguaje y de intercambio, Jamie traiciona a Ben no contándole que la librería está abierta, aunque en otra localización. De esta manera, continúa la cadena de desinformación que afecta al protagonista. Es más, Jamie comparte sin problemas esta información (aunque inútilmente, porque Ben no pudo oírle) antes de conocerlo. Sin embargo, una vez se hicieron amigos, y establecieron un canal de comunicación, la desinformación comenzó. Esta tendencia nos remonta a la época en la que Ben puede oír, pero aun así no se le permite conocer el mundo. Pese a todo, la relación con Jamie sigue siendo muy enriquecedora, ya que le presenta el mundo del museo: un espacio lleno de conocimiento, de historia y de experiencias, en el que Ben acabará encontrando su identidad.
Ben acaba encontrando a su padre en el diorama de los lobos, que “casualmente” fueron encontrados en Michigan, en el municipio de Ben. Los niños no creen que sea una casualidad y acaban recurriendo a los archivos, donde pueden ver una fotografía de la casa del protagonista, acompañada de una autorización firmada por su madre Elaine, en la que autoriza a emplear su entorno para el estudio de esos animales. Sorprendentemente, la autorización aparece cofirmada por un tal “Daniel”. El círculo se cierra de esta manera, y Ben comienza a comprender el origen del libro, el porqué de su gran afinidad por los lobos y cuál puede ser la procedencia de su padre.
Tras descubrirse el secreto de la librería, Ben parte solo hacia allá, y en esa misma visita todo acaba por desvelarse. Se encuentra a su abuela y a su tío abuelo, quienes no son otros que Rose y su hermano. Se trata del momento en el que las dos historias se alinean: Rose nos cuenta qué pasó una vez encontró a su hermano en el Museo de Historia Natural. Ella comenzó a trabajar allí años más tarde construyendo dioramas, en lo que la acompañó su hijo (el padre de Ben). Rose ya conocía el placer del modelaje desde niña, era una manera de expresarse cuando aún no podía comunicarse fácilmente. Estos dioramas le abrieron una vía de comunicación riquísima, que no solo le ayudaron a construir su familia, llevando a su hijo siempre consigo, sino también a realizarse como profesional e individuo que puede contar historias. Por ello, cuando le ofrecieron construir el gran diorama Panorama, en Queens, no pudo resistirse a incluir pequeños recuerdos de su propia historia bajo los edificios.
Por otra parte, el padre de Ben conoce a Elaine mientras buscaba una escena que representar en su primer diorama para el museo. Nunca llegará a conocer a su hijo, ya que morirá por una enfermedad cardíaca poco antes de que Ben nazca. Rose le cuenta esta historia a Ben mientras van recorriendo NY hasta el museo de Queens, donde Rose le enseñará a Ben los pequeños recuerdos (fotografías, un dibujo de los lobos que hizo Ben de pequeño…) que ocultaba bajo los edificios del diorama. Es con este descubrimiento, no solo de sí mismo, sino también de su familia, que reconoce su posibilidad de aprendizaje y comunicación (Rose ya sabe utilizar ASL, aunque se esté comunicando con Ben a través de la libreta) así como la existencia de un espacio donde desarrollarse, junto a su abuela y a su nuevo mejor amigo.
La película concluye con los tres personajes subidos al tejado del museo de Queens mirando las estrellas, tras un repentino apagón de la ciudad (que puede simbolizar esa falta de comunicación). Remite de nuevo a Space Oddity, que además empieza a sonar en ese momento, y a la cita de Oscar Wilde. También evoca la escena del descubrimiento del meteorito en el Museo de Historia Natural, por parte de Ben y de Rose. Ambos encuentran a la vez esa gigantesca roca en una sala, y parece que vaya a establecerse un canal de comunicación entre ellos, como en otras películas habría sucedido. Sin embargo, aunque a veces se asemeje, esta película no es una película fantástica. Se observa cómo Rose escribe algo en un papel y lo sube arriba del meteorito, “wishing upon a star”, sin saber lo que pudo escribir, ya que un guarda aparece y quiere que la acompañe. En el futuro, Ben también se siente atraído por esa estrella, e intenta alcanzar algunos de los papeles colocados en su parte superior, hasta que aparece Jamie, y lo aleja también de esto. Se puede suponer que las estrellas, ya sean meteoritos, o cuerpos brillantes que podemos observar en el cielo, representan la capacidad de comunicación y de autodescubrimiento. Tanto Rose como Ben ansían alcanzar ese poder.
Asimismo, podemos relacionarlo con las “estrellas” cinematográficas, y encontrar en ello una explicación para la gran determinación de Rose para reunirse con su madre, a pesar de que es conocedora de que ella los abandonó con su padre. El mundo del cine mudo, lleno de estrellas, fascina a Rose, y tal vez sueña con encontrar una vía de comunicación a través de este. Sin embargo, su madre y su rechazo truncan definitivamente esta opción, tras la que, resignada, recurre a las estrellas en otros contextos: el meteorito, el cielo, y los dioramas.
Para concluir, dedicaré unos párrafos a desarrollar el tema del aprendizaje de la lengua de signos y de otros modos de comunicación para los sordos en la película. Una de las primeras aproximaciones al personaje de Rose es la escena en la que, tras salir del cine, su padre la riñe por haber salido de casa y le da un libro para que estudie. En ese momento clave, de nuevo a partir de un libro, descubrimos una característica importante del personaje: Rose es sorda. El libro lleva como título Teaching the deaf to lip read and speak. No es difícil ver el rechazo que este libro provoca en Rose, y acaba haciendo con él algo bastante simbólico: lo destruye para hacer modelaje y ciudades de papel. En ese momento tiene lugar una escena premonitoria: a partir de la comunicación frustrada (la obligación a un aprendizaje basado en la oralidad), el personaje descubre su identidad, y desarrolla sus gustos y otras vías de expresión. Es, además, a partir de esa escena cuando empiezan a desencadenarse los acontecimientos y Rose se prepara para su viaje.
La misma escena tiene un papel contextualizador muy importante: el padre y el libro representan la presión social que existía en los años 20 hacia las personas sordas. En esa época no se fomentaba la enseñanza de un sistema de comunicación adaptado para las personas que no pudieran participar de la dimensión oral, y se forzaba la asimilación de principios de la oralidad (leer labios, aprender a hablar), a pesar de que fueran extraños para los sujetos. Unido al hecho de que su padre la tiene encerrada, Rose no puede resistirse a intentar escapar de su casa, buscando un lugar donde no tenga que cambiar para ser aceptada. Esta motivación la lleva a acabar refugiándose con su hermano, más comprensivo, quien la acercará a la comunidad sorda inscribiéndola en un colegio para sordos. Este gesto tiene una gran significancia. No solo por reconocer que su hermana, como otros niños sordos, necesita una educación especial; sino también por lo que implica respecto al sentimiento de integración y de comunidad, tan necesario para Rose en ese momento. En su colegio, no solo le enseñarían ASL, sino que también tendría la oportunidad de conocer a personas fundamentales en su desarrollo, como su primer amor, quien acabaría siendo su marido y abuelo de Ben.
Esa parte de la historia no se conoce hasta que Rose cuenta su historia a Ben, ya que su línea narrativa finaliza en el reencuentro con su hermano. Es el momento decisivo en su vida, en el que finalmente Rose pasa de la incomunicación y aislamiento a la aceptación e integración (y precisamente por eso, su historia deja de ser fundamental a partir de ese punto).
Contrariamente, sí se puede ver el comienzo del aprendizaje de ASL por parte de Ben. Gracias a su encuentro con Jamie, Ben tiene su primer acercamiento a esa lengua a través del alfabeto y sus primeras palabras. Se observa cómo, aunque sus instintos le siguen llevando a la oralidad (muchas veces, incluso olvida que su abuela no lo puede oír), debe replantear sus medios de comunicación. Para ello le será de gran utilidad la libreta, a partir de la que no solo se comunicará con Jaime, sino a través de la que conocerá la historia de su vida y de sus padres. Con el encuentro de su abuela y su tío abuelo, ambos usuarios de ASL, es fácil prever que Ben tendrá un futuro prometedor, con sus necesidades comunicativas plenamente satisfechas, a pesar de la privación de la oralidad.
Para concluir, se han podido reconocer a través de estas páginas todas aquellas claves presentes en Wonderstruck que, partiendo del imaginario de la comunicación y el lenguaje, pretenden acercar al espectador a un mundo fantástico alcanzable a través del intercambio entre los individuos. Sin precisar la oralidad, que no facilita necesariamente la comunicación, los personajes de esta película logran conocer su historia y aceptar su individualidad a partir de la integración dentro de una comunidad con la que compartan características (el colegio de sordos para Rose y la nueva familia de Ben) o junto a personas dispuestas a establecer esos lazos de comunicación e intimidad (el hermano de Rose o Jamie).